Las múltiples caras del edadismo: Empleo y seguridad en los ingresos

Inervención de María Jesús Aranda, vicepresidenta de HelpAge España, en las jornadas «Las múltiples caras del edadismo» organizadas por el Imserso los días 19 y 20 de octubre.

Mesa Redonda: “El edadismo en sus escenarios” – 20 de octubre de 2021.

Empleo y seguridad en los ingresos

A pesar del hecho de que las leyes internacionales de derechos humanos se aplican a personas de todas las edades es poco frecuente encontrar una referencia específica a las personas mayores. Como resultado, sus derechos no están suficientemente protegidos por los mecanismos de derechos humanos, la comunidad internacional, los gobiernos y la sociedad civil. Por ello, desde HelpAge trabajamos para impulsar la creación de una Convención Internacional de los Derechos de las Personas Mayores que garantice, entre otras cosas, su derecho al trabajo y a la seguridad en los ingresos.

El acceso a un trabajo digno es un derecho humano fundamental y está protegido en las leyes internacionales de derechos humanos bajo el Artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Artículos 6 y 7 del Pacto Internacional sobre los derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Artículo 11 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, y el Artículo 27 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Los derechos de los trabajadores inmigrantes están protegidos bajo la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias, la única convención internacional de derechos humanos que prohíbe explícitamente la discriminación con base en la edad. Sin embargo, vemos que en la práctica existen grandes deficiencias para garantizar el derecho de las personas mayores al trabajo.

Este derecho, además, está ligado de forma muy estrecha al Objetivo de Desarrollo Sostenible 1, es decir, poner fin a la pobreza en todas sus formas en el mundo, que incluye a las personas mayores e implica, por tanto, que puedan un ingreso regular y predecible y que sus derechos laborales sean reconocidos. Sin embargo, gran parte de las personas mayores en los países en desarrollo no cuentan con este derecho y muchas de ellas trabajan de manera informal, sin contratos, seguridad o acceso a pensiones sociales. A menudo, los trabajos informales están mal remunerados y suelen ser inseguros o dañinos para la salud. Por otro lado, no podemos olvidarnos del trabajo no remunerado, como las tareas de cuidado y que, principalmente, asumen las mujeres.

Los sistemas de pensiones son el principal instrumento de protección social para proteger a las personas contra los riesgos socioeconómicos y las vulnerabilidades que pueden asociarse con la vejez. Sin embargo, el derecho humano a la seguridad social y a la protección social adecuadas a lo largo de la vida no se encuentra bien regulado ni en su ámbito de aplicación ni en el derecho internacional de los derechos humanos. Las personas que no han desarrollado a lo largo de su vida un empleo formal o aquellas que viven en países con bajos ingresos, tienen grandes dificultades para acceder a una pensión digna y, por tanto, pueden tener un gran riesgo de pobreza en la vejez. Esto afecta especialmente a las mujeres mayores.

Por ello, HelpAge International ayuda a las personas mayores de los países en desarrollo a contar con medios de vida suficientes para tener una vida digna y las apoya para que reclamen sus derechos sobre unas mejores condiciones laborales y a una pensión adecuada. Una de las acciones que ha llevado a cabo HelpAge Internacional, en colaboración con el Ministerio alemán de Cooperación Económica y desarrollo es la creación de la plataforma Pensión Watch, que da una visión global de las pensiones sociales de cada país y su influencia sobre el desarrollo. Además, HelpAge International ha publicado en los últimos años diversos informes que ayudan a conocer mejor este tema y a visibilizar la realidad de las personas mayores en el mundo.

Por otro lado, algunos de los logros más importantes que ha conseguido HelpAge International están relacionados con la mejora y el aumento de las pensiones sociales en países en desarrollo. Tal y como se recoge en la última memoria de la organización, en los últimos cinco años, gracias al trabajo de HelpAge y de sus socios locales:

  • 6,2 millones de personas mayores de 14 países recibieron por primera vez una pensión.
  • Se destinaron, aproximadamente, 1890 millones de euros de media cada año a las pensiones de personas mayores en 14 países como resultado del trabajo de la red internacional.
  • 138.700 personas de 15 países recibieron apoyo para iniciar o desarrollar sus medios de vida.
  • 27.500 personas mayores afectadas por crisis recibieron apoyo a sus medios de vida o ayuda en efectivo.

En España, nuestra Constitución reconoce en los artículos 35, 39,41 y siguientes los principios rectores de la política social y económica y, en concreto, el derecho al trabajo suficiente, a la protección social y a la seguridad social. El artículo 50 reconoce el derecho a unas pensiones adecuadas. Pero hablar de pensiones, empleo y de la seguridad en los ingresos de las personas mayores implica también hablar de pobreza. El mapa de la pobreza severa en España publicado por EAPN señala que el 4,4% de las personas jubiladas está en situación de pobreza severa. Según los datos que muestra este informe, en 2020, había 1,58 millones de pensiones (16,1 % del total de pensiones) cuyo importe anual es inferior a los 6.412 €, que constituyen el umbral de pobreza severa.

Por otro lado, las personas mayores en pobreza severa representan el 10 % del total de personas en situación de pobreza severa. Si se comparamos los datos, vemos que hay otros grupos etarios que representan una mayor proporción del total de población en pobreza severa. Sin embargo, interpretar adecuadamente este valor implica tener en cuenta que la gran mayoría de las personas jubiladas tienen ingresos relativamente constantes que dependen en la práctica totalidad de sus pensiones. Es decir, la pobreza severa en personas mayores es el resultado de un problema estructural y que no pueden cambiar ni resolver por sí mismas. Además, las personas mayores se quedan fuera del nuevo Ingreso Mínimo Vital, cuyo requisito de edad es tener entre 23 y 65 años, o a partir de 18 años si tienen menores a cargo. Por ello, entre otras cosas, es fundamental que la pensión mínima se equipare al salario mínimo interprofesional.

A nivel global, según el documento de la OCDE “Old-age income poverty”, en promedio, el nivel de pobreza entre las personas de 66 a 75 años es del 11% aproximadamente, mientras que el de las personas mayores de 75 años asciende hasta el 15% aproximadamente. Además, nos encontramos con grandes diferencias en el mundo. Mientras que en Europa el 95% de las personas mayores tienen acceso a una pensión, solo alrededor del 20% de las personas mayores de los países de renta baja tienen acceso. Las mujeres mayores tienen aún menos probabilidades de poder tener una pensión que los hombres mayores.

Por ello, es importante apoyar la protección social para las personas en el mundo desarrollado y en desarrollo, ya sea en forma de pagos en efectivo, como a través de pensiones o seguros. La protección social proporciona ingresos seguros para las personas en la vejez y también proporciona beneficios a largo plazo. Por ejemplo, tal y como muestran algunos de los informes realizados por HelpAge International, las personas mayores a menudo invierten sus ingresos en el futuro de su familia educando a los niños o estableciendo negocios. Para hacer realidad esta visión, trabajamos en estrecha colaboración con los gobiernos y las organizaciones asociadas, además de compartir nuestra experiencia sobre cómo diseñar e implementar planes de pensiones.

Y para todo ello, el trabajo y el impulso de HelpAge en este ámbito incluye:

  1. Asegurar que los gobiernos defiendan los derechos de las personas mayores a un ingreso seguro.
  2. Impulsar a los países para que proporcionen pensiones como parte de su sistema básico de protección social.
  3. Permitir que las personas mayores expresen sus propias demandas de pensión básica.
  4. Abogar por la inclusión de la protección social en la política y los programas de desarrollo de la UE.
  5. Comprometerse con todos los niveles del espectro de políticas, desde la Iniciativa del Piso de Protección Social de las Naciones Unidas hasta las asociaciones de personas mayores locales, para asegurar el cambio de políticas para la protección social.
  6. Identificar y abordar las lagunas del conocimiento, fortalecer nuestra base de pruebas y respaldar el trabajo de otras agencias comprometidas con la protección social.

El informe “Conservar nuestra dignidad”, publicado por HelpAge International, recoge las respuestas de una consulta realizada a personas mayores y que han servido para el debate en la sesión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre Envejecimiento (OEWGA) de las Naciones Unidas, en abril del año 2020 y de documentación en los debates durante esta 11ª sesión y lo hará en las sesiones futuras. Esta información proporcionada por las personas mayores sirve para formular recomendaciones para la Convención que perseguimos. En la consulta participaron 306 personas mayores y fue realizada en el mes de julio del año 2019 por miembros de HelpAge International Global Network y otras organizaciones asociadas, entre las que se encontraba HelpAge España.

Siguiendo las opiniones de las personas mayores consultadas sobre trabajo y pensiones son que para el trabajo y el acceso al mercado laboral, el informe destaca algunos datos clave:

  1. Una cantidad significativa de personas mayores que buscan trabajar son discriminadas debido a su edad.
  2. A las personas mayores se les está negando trabajo en un rango muy amplio de ocupaciones y sectores.
  3. Ser mayor tiene un impacto negativo sobre las oportunidades de trabajo disponibles para las personas que quieren o necesitan seguir trabajando.
  4. Gozar de su derecho al trabajo decente más temprano en sus vidas y, para quienes quieren o necesitan seguir trabajando, en la edad avanzada, tendría un impacto positivo en la dignidad y bienestar de las personas mayores.
  5. Las leyes internacionales de derechos humanos no abordan de manera adecuada la aplicación específica del derecho al trabajo en el contexto de la edad avanzada o las personas mayores.

Con todo ello, vemos que las edades obligatorias de retiro, los estereotipos negativos sobre la capacidad de trabajar de las personas mayores, y las normas sociales que dicen que las personas mayores no deberían trabajar, son algunos de los factores que limitan las oportunidades de las personas mayores de acceder a trabajo. A estos factores debemos sumar también la falta de oportunidades de capacitación o actualización y la indiferencia y poca valoración de su experiencia previa. Las malas condiciones laborales, la naturaleza limitada de los trabajos disponibles para las personas mayores, y el hecho de que no se realizan acomodaciones para las personas mayores que desean permanecer empleadas, también restringen el acceso de las personas mayores al trabajo.

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