Las personas mayores, al margen de la respuesta humanitaria

Un nuevo estudio presentado por HelpAge International revela la magnitud del abandono global hacia las personas mayores. Durante años, el mundo ha hablado de “no dejar a nadie atrás”. Sin embargo, cuando los datos se muestran sin filtros, la distancia entre las palabras y los hechos resulta abrumadora.

Informe: financiación para las personas mayores en crisis humanitarias

Las conclusiones del estudio son contundentes: en las bases de datos de financiación humanitaria, solo el 0,1 % de los títulos de los proyectos menciona a las personas mayores, y únicamente el 6,5 % de las descripciones se refiere a ellas. Esto demuestra que las personas mayores rara vez son el foco directo de los proyectos y a menudo quedan relegadas dentro de iniciativas más amplias.

Estas cifras representan millones de vidas en riesgo, sin contar y sin ver. Revelan un sistema internacional que ha fallado de forma sistemática a la hora de reconocer las necesidades, aportaciones y derechos de las personas mayores. Y, si no actuamos ahora, el problema no hará más que crecer.

Descargar el informe y la infografía

Por qué importan estas cifras

La población mundial envejece más rápido que en cualquier otro momento de la historia. Para 2050, una de cada seis personas tendrá más de 65 años. En algunas regiones, las personas mayores ya figuran entre los grupos de crecimiento más rápido. Son líderes en las familias, cuidadores de nietos, trabajadores en las economías y pilares de las comunidades.

Sin embargo, los flujos de financiación internacional cuentan otra historia. Las cifras muestran que las personas mayores están prácticamente ausentes de las prioridades humanitarias. Los marcos de respuesta apenas las mencionan, incluso ante desastres, conflictos y desplazamientos.

Se trata de una debilidad sistémica que merma la resiliencia, dificulta la recuperación y perpetúa la desigualdad.

El coste humano del abandono

Cuando las personas mayores quedan excluidas de la ayuda y el apoyo, las consecuencias son claras:

Se pierden vidas: Las crisis humanitarias afectan de manera desproporcionada a las personas mayores, ya sea por la interrupción de servicios esenciales como la atención sanitaria, el impacto de fenómenos meteorológicos extremos o los riesgos durante los desplazamientos. Sin ayuda específica, incluso las personas más resilientes son las primeras en quedar desamparadas.
Afecta a las familias: En muchas sociedades, las personas mayores cuidan de los niños y sostienen los hogares. Apoyarlas fortalece a las familias en su conjunto.
Se debilitan las comunidades: Excluir a las personas mayores supone perder conocimientos, experiencia y liderazgo esenciales. Esto erosiona la cohesión social y dificulta la recuperación.

Por qué este estudio es importante

El nuevo informe de HelpAge reúne pruebas sobre la infradotación de fondos destinados a las personas mayores, siguiendo los flujos financieros y analizando los llamamientos humanitarios. Pone de relieve el desajuste entre la realidad demográfica y las prioridades humanitarias, y ofrece una hoja de ruta para el cambio.

Los resultados muestran que no se trata de falta de capacidad o de evidencia, sino de prestar mayor atención y rendición de cuentas. Con las medidas adecuadas, los donantes y los actores humanitarios pueden convertir esta brecha en una oportunidad para generar impacto.

Una llamada al liderazgo

A medida que las poblaciones envejecen, la falta de adaptación de la financiación y las políticas humanitarias a las necesidades de las personas mayores profundizará las desigualdades existentes y dejará a los actores humanitarios sin preparación ante los cambios demográficos en las emergencias.

Gobiernos, donantes y agencias humanitarias deben preguntarse:
¿Cómo podemos afirmar que construimos sistemas inclusivos si se deja fuera al grupo de población de crecimiento más rápido?
¿Cómo podemos hablar de resiliencia, equidad o derechos humanos cuando las personas mayores siguen siendo invisibles en los flujos de financiación?

Las cifras —0,1 % y 6,5 %— recuerdan cuánto trabajo queda por hacer, pero también ofrecen una referencia clara para medir los avances.

Los donantes, pieza clave del cambio

Los donantes desempeñan un papel único en la configuración del sistema humanitario. Sus decisiones fijan prioridades que determinan quién recibe apoyo y cuán inclusivas son las respuestas. Con inversión constante y una visión a largo plazo, pueden contribuir a que la acción humanitaria refleje la realidad de unas poblaciones cada vez más envejecidas.

Se trata de una oportunidad para construir un sistema humanitario más inclusivo, fundamentado en principios sólidos y sostenible, que valore las contribuciones de todas las personas.

El camino a seguir

Revertir décadas de abandono es esencial. El estudio de HelpAge propone una hoja de ruta que exige medidas concretas:

  • Valorar las aportaciones y defender los derechos: Las personas mayores deben ser reconocidas como titulares de derechos en igualdad y como contribuyentes activos en las respuestas humanitarias.
  • Adoptar enfoques inclusivos e interseccionales: Abordar tanto los riesgos comunes como los específicos que afrontan los grupos marginados, y establecer alianzas que garanticen respuestas holísticas, equitativas y basadas en derechos.
  • Aumentar la financiación específica: Los donantes deben asignar recursos concretos a programas humanitarios dirigidos a las personas mayores.
  • Integrar sus necesidades: Cada llamamiento, programa y política humanitaria debe tener en cuenta la realidad de unas poblaciones envejecidas.
  • Invertir en datos: Es esencial mejorar los datos desglosados por edad para garantizar visibilidad y rendición de cuentas.

Cerrando la brecha

Las personas mayores son fundamentales para la fortaleza y la resiliencia de toda sociedad. Este estudio demuestra que los recursos y la atención actuales aún no reflejan esa realidad. Pero también muestra un camino claro hacia el avance.

Cambiar esta situación no exige reinventar los sistemas, sino ajustar prioridades. Hacer visibles a las personas mayores en la financiación, las políticas y la práctica permitirá que las respuestas humanitarias estén a la altura del cambio demográfico.

Las cifras del 0,1 % y del 6,5 % no deben definir el futuro. Con liderazgo, colaboración y compromiso, pueden revertirse, garantizando que de verdad nadie quede atrás.

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