En el Día Mundial de la Acción Humanitaria, es importante detenernos a pensar en quienes dedican su vida a estar en la primera línea de las crisis más complejas del mundo. Personas que, muchas veces en silencio y con recursos limitados, salvan vidas, protegen derechos y acompañan a comunidades enteras en sus momentos más difíciles.
Este día también nos recuerda los enormes desafíos que enfrenta la acción humanitaria actualmente. El acceso a las poblaciones afectadas por conflictos o desastres sigue siendo limitado. El personal humanitario trabaja en muchos contextos bajo amenazas constantes. Las crisis se prolongan, se cronifican y, con el tiempo, se vuelven invisibles. Las emergencias climáticas agravan las desigualdades y multiplican las necesidades y la financiación, en muchos casos, no es suficiente para responder con la dignidad y eficacia que las personas merecen.
En este contexto, la acción humanitaria no puede ni debe entenderse como un gesto caritativo. Es, ante todo, un acto de justicia y de solidaridad internacional. Porque detrás de cada intervención hay una defensa activa de los derechos humanos, de la dignidad y de la vida.
En Ucrania, el personal humanitario continúa trabajando sin descanso en medio de un conflicto prolongado que ha desplazado a millones de personas y dejado a muchas comunidades sin acceso a servicios básicos. A pesar de los riesgos constantes (bombardeos, minas, cortes de energía, restricciones de acceso), miles de trabajadores y trabajadoras siguen entregando alimentos, atención médica, apoyo psicosocial y refugio. Su labor no solo salva vidas, también sostiene la esperanza en medio de la devastación.
En Gaza, la situación es aún más extrema. El personal humanitario sigue enfrentando una de las crisis más complejas y peligrosas del mundo. Con infraestructuras colapsadas, bloqueos prolongados y una población civil atrapada en una emergencia crónica, su trabajo es vital. Cada día arriesgan su vida para entregar ayuda médica, agua potable y protección. Y no solo para poder entregarla: como ha denunciado la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, “el personal humanitario se ve ahora obligado a hacer cola en los mismos comedores sociales, arriesgándose a recibir disparos solo para alimentar a sus familias”.
Estos son solo dos ejemplos de crisis activas, pero en el mundo hay más de 50 conflictos que permanecen completamente invisibilizados.
Por eso, en un día como hoy, es fundamental alzar la voz: a los gobiernos, para que garanticen el respeto al Derecho Internacional Humanitario; a la sociedad civil, para que no dé la espalda a los conflictos que aún persisten; y a las organizaciones, para que sigamos uniendo fuerzas con principios, ética y humanidad.
Más información: https://coordinadoraongd.org/2025/07/hambre-masiva-en-gaza-ni-el-personal-humanitario-se-salva/