Las lluvias monzónicas acompañadas de inundaciones no son un fenómeno natural nuevo para Pakistán. Casi todos los años provocan destrucción y pérdida de vidas. Sin embargo, en 2022, una estación monzónica extrema y las inundaciones que la acompañaron alcanzaron proporciones catastróficas, afectando a todas las regiones del país y dejando vastas franjas bajo el agua.
En la zona de Jhal Magsi, en Baluchistán, las personas mayores están entre las más afectadas, un grupo especialmente expuesto a los problemas de movilidad y a las condiciones de salud existentes. Muchas personas mayores dependen de la ayuda para abandonar sus hogares inundados o para construir refugios temporales en tierras secas. Pero con tantas zonas de Pakistán gravemente afectadas por la catástrofe, no siempre se da prioridad a las personas mayores.
Esta es la historia de su lucha por la supervivencia.
Ali Bux, 70, pueblo de Mirpur
«Cuando llegaron las inundaciones, nos subimos al tejado y nos picaron los escorpiones. Era muy peligroso. Y todo el tiempo seguía lloviendo.
Mi casa está completamente destruida y no tiene techo. Todo lo que teníamos fue destruido por la inundación. Ahora vivimos al aire libre.
Mi familia tuvo que separarse. Mi hijo se fue a la ciudad con su mujer y sus hijos porque no pueden vivir aquí.
Mis nietos no pueden ir a la escuela, no está en funcionamiento debido a las inundaciones.
Mi mujer está deprimida por nuestra situación actual. De hecho, nuestra vida es una pesadilla.
Espero que en el futuro podamos volver a nuestra casa, siempre que alguien nos ayude a reconstruirla».
Mai Umeedan, 60, pueblo de Pat Karira
«Nos ganamos la vida con un burro y un carro. El burro murió en la inundación y el carro se dañó. Ahora mi familia está al borde de la inanición.
Mi madre resultó herida mientras se trasladaba a un lugar más seguro. Ahora está en un hospital. Mi hermano también está en el hospital. Ahora estoy sola en mi casa destrozada.
Necesito comida, agua y medicinas y apoyo para reparar nuestra casa y recuperar nuestro ganado».
Shamal Abro, pueblo de Mirpur
«Mi tierra ha desaparecido. No tengo nada. Por el amor de Dios, por favor, miren mi zona, está toda demolida. Alá nos ha salvado.
No puedo trabajar, mi único ojo casi no sirve. Dondequiera que vaya y en la casa de quienquiera que me aloje, no hago más que estar sentada.
Me gustaría poder recibir ayuda para reconstruir mi casa».
Khathoor Khan, de 80 años, y su esposa Aziza, pueblo de Pat Karira
«Una gran cantidad de agua se dirigía hacia nosotros y entramos en pánico.
Perdí mis tierras de cultivo, así como gran parte de mi ganado.
Mi esposa Aziza y yo estamos muy enfermos.
Tengo cuatro hijos, tres hijas y 10 nietos. Viven en este pueblo y se han visto igualmente afectados».
Malooka Khatoon, 70, pueblo de Pat Karira
«Cuando comenzó la inundación, abandonamos nuestras casas presas del pánico y nos trasladamos a la carretera de Jhal Magsi. Esto nos dejó terribles recuerdos.
Antes de las inundaciones, nos dedicábamos a la agricultura y nos ganábamos la vida decentemente.
Ahora nuestra vida es muy diferente y difícil. No tenemos ingresos ni alimentos suficientes. Hemos tenido que vender nuestras cabras para conseguir raciones de comida.
Mi marido Muhammad y yo vivimos frente a nuestra casa dañada en tiendas de campaña lanzadas por un helicóptero.
Los principales problemas que tenemos son la escasez de alimentos, la falta de suministros médicos y la falta de agua, ya que las tuberías del pueblo están dañadas. Vivimos al día y no tenemos lo suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas».
Historia de Vitaliy Konovalov basada en estudios de casos recopilados por Community Development Foundation . Fotografía por Usman Ghani / HelpAge International.
