Cada 10 de diciembre conmemoramos el Día de los Derechos Humanos, una fecha que invita a reflexionar sobre la dignidad, la igualdad y las libertades fundamentales que todas las personas merecen sin excepción. Sin embargo, a menudo olvidamos a uno de los grupos que enfrenta mayores barreras para ejercer plenamente esos derechos: las personas mayores.
En un mundo que envejece a gran velocidad, garantizar sus derechos no es solo una cuestión de justicia, sino también una necesidad urgente. Hoy viven en el planeta más de 800 millones de personas mayores de 60 años, y para 2050 esta cifra superará por primera vez a la de los niños menores de 14 años. Además, el 80 % residirá en países en desarrollo. Este cambio demográfico global implica profundos desafíos, pero también la oportunidad de construir sociedades más inclusivas y justas.
Un marco internacional insuficiente: por qué necesitamos una convención
Aunque los derechos humanos son universales, los marcos jurídicos actuales no recogen de manera específica ni suficiente las necesidades y vulneraciones que afrontan las personas mayores. Naciones Unidas lleva años señalando esta brecha, y existe un amplio consenso internacional sobre la necesidad de un instrumento vinculante que:
- Proteja los derechos ya existentes.
- Garantice su aplicación.
- Establezca mecanismos de seguimiento.
- Elimine la discriminación por edad en todas sus formas.
Ese instrumento es la futura Convención Internacional de Naciones Unidas para los Derechos de las Personas Mayores, impulsada por décadas de trabajo y por la presión de organizaciones sociales, expertas independientes y Estados comprometidos.
2025: un año clave hacia la convención
Este año se ha producido un avance histórico. Durante la 58.ª sesión del Consejo de Derechos Humanos, los Estados aprobaron la creación de un grupo de trabajo intergubernamental encargado de redactar el texto de la futura convención, un paso que marca un antes y un después en la protección de los derechos de las personas mayores.
Asimismo, en este año se ha renovado el mandato de la experta independiente de Naciones Unidas, figura clave para diagnosticar vulneraciones, aportar evidencia y visibilizar los retos de este grupo social. Su informe reciente sobre las dificultades que afrontan las personas mayores en conflictos armados recuerda la urgencia de avanzar hacia este instrumento internacional.
España, uno de los países más longevos del mundo, ha mantenido su compromiso asistiendo a reuniones clave en Ginebra y apoyando los procesos hacia la convención. Las organizaciones sociales han insistido en que nuestro país debe mantener ese liderazgo y promover activamente el consenso dentro de la Unión Europea.
Es fundamental que el proceso de elaboración de la convención refleje la diversidad de todas las personas y, en especial, de las personas mayores. Por ello, resulta imprescindible contar con las organizaciones de la sociedad civil.
Un compromiso colectivo para no dejar a nadie atrás
En este Día de los Derechos Humanos reafirmamos un mensaje poderoso: los derechos no caducan, no se reducen y no desaparecen cuando se cumplen años.
Construir sociedades libres de edadismo requiere gobiernos comprometidos, instituciones sensibles, medios responsables, comunidades inclusivas y una ciudadanía consciente. La futura convención representa una oportunidad histórica para avanzar hacia un mundo en el que envejecer no signifique perder derechos, sino continuar ejerciéndolos en plenitud.
La dignidad no tiene fecha de expiración. Avancemos juntas y juntos para que las personas mayores vivan en un mundo donde sus derechos sean reconocidos, protegidos y celebrados todos los días del año.
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