13/12/2019
HelpAge España ha elaborado un documento sobre la revolución de la longevidad que están experimentando las sociedades de todo el mundo.
Cada vez vivimos más años, por lo que una proporción significativa de la población mundial y de las sociedades son personas mayores. En este sentido, el informe de Naciones Unidas “Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos Destacados”, publicado este año por la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA), ofrece una visión global de las tendencias y perspectivas demográficas a nivel mundial y confirma dos fenómenos de población importantes. Uno de ellos es que la población mundial continuará aumentando, aunque actualmente el ritmo de crecimiento es más lento (la población mundial en el año 2019 es de 7.700 millones de personas y se estima que en el año 2050 esta cifra llegue a los 9.700 millones). El otro, que la población mundial está envejeciendo muy rápidamente debido, fundamentalmente, a dos causas principales: el aumento de la esperanza de vida al nacer y la disminución de los niveles de natalidad.
Todos estos cambios en el tamaño, la composición y la distribución de la población mundial tienen consecuencias importantes para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordados a nivel mundial para lograr que todas las personas del mundo tengan vidas dignas y prosperas y proteger el medio ambiente. Por ello, es necesario superar, tanto los estereotipos asociados a las personas mayores como los sistemas tradicionales de análisis demográficos, para estudiar el envejecimiento de la población desde otras perspectivas más realistas que nos permitan aprovechar las oportunidades que este fenómeno ofrece.
En este documento podrás conocer más acerca de la revolución demográfica que está experimentando la humanidad y las circunstancias específicas de cada región del mundo. Además, se analiza brevemente la ventaja de longevidad de las mujeres y el hecho de que la población de personas mayores sea predominantemente femenina.
En muchos casos, a las personas mayores se las presenta como incapaces de tomar decisiones por sí mismas y como una carga para sus familias y la economía. Necesitamos abandonar esa concepción obsoleta de que la vida se divide en tres etapas, donde las últimas dos o tres décadas se identifican con el declive. También necesitamos repensar las sociedades que envejecen. ¿Este concepto tan negativo que asocia el declive con el envejecimiento de una persona se traslada al envejecimiento de la población general? ¿El envejecimiento demográfico de una sociedad, de alguna manera, sugiere que esa sociedad está en declive? Deberíamos recordarnos nuevamente que las sociedades que envejecen son un triunfo del desarrollo. Necesitamos ver cómo una configuración diferente de la población puede abrir enormes posibilidades para construir sociedades justas y equitativas para todas las generaciones, donde la longevidad es un éxito, no una carga, y donde la acción intergeneracional se convierte en la norma, no en una excepción.
